sábado, 29 de octubre de 2011

Inequidades de género en el mercado de trabajo de la Argentina: las brechas salariales

Uno de los rasgos característicos de los mercados de trabajo de América Latina en general y 
de Argentina en particular es la desigualdad, 
donde las inequidades que se producen entre 
varones y mujeres constituyen una de las dimensiones más importantes que deben ser 
conocidas y consideradas cuando se pretende 
lograr una sociedad más igualitaria, cohesionada e incluyente. 
Desde la década del 60 se desarrolla en Argentina un proceso de incorporación de las mujeres 
al mercado de trabajo, vinculado a diferentes 
factores entre los cuales se destacan el acceso 
a mayores niveles educativos y las transformaciones culturales que influyeron en el cambio de 
las pautas de fecundidad. Este proceso avanzó 
de manera gradual hasta los 80, acelerándose 
durante los 90 asociado al aumento del desempleo y al deterioro de los salarios reales de los 
jefes varones.

Los salarios de las 
mujeres crecieron menos y se detuvo el proceso de feminización del empleo que se observara 
durante los 90, como resultado de un mayor 
crecimiento en las ramas de actividad tradicionalmente masculinas.

Por lo tanto, hacia el año 2007 se observó 
un mercado de trabajo con elevada inequidad 
de género. El ingreso laboral de las mujeres es 
menor que el de los varones, producto de una 
inserción laboral más precaria: menor participación en el mercado de trabajo (38% y 55%), 
mayores tasas de desempleo (12% y 8%), menor 
acceso al empleo asalariado registrado (54% 
y 64%) y menor ingreso por hora trabajada. 
Las trabajadoras acceden en menor proporción a cargos de conducción, aun presentando 
mayores niveles educativos, incluso en actividades muy feminizadas. Asimismo, el grado 
de desigualdad laboral entre sexos varía según los sectores económicos, las ocupaciones, 
las regiones del país y el nivel educativo de 
los trabajadores.



Las brechas salariales de género 
y sus causas:
 principales enfoques
Son numerosas las investigaciones desarrolladas acerca de la problemática de género en el 
mercado de trabajo. Las principales corrientes 
teóricas de la economía y de la sociología han 
realizado importantes aportes identificando 
las posibles causas de los elevados niveles de 
inequidad observados en los mercados de trabajo, en términos de la menor participación, las 
peores condiciones y los menores ingresos laborales que presentan las mujeres. Asimismo, el 
amplio conjunto de estudios empíricos desarrollados en América Latina respalda en mayor o 
menor medida las derivaciones que surgen de 
los marcos teóricos. 
La teoría neoclásica -que supone mercados 
de trabajo que funcionan de manera eficiente, empresarios que maximizan beneficios y 
trabajadores que optimizan sus ingresos laborales- establece que la determinación de los 
salarios es función de la productividad marginal del trabajo. Desde esta perspectiva, las 
diferencias en la oferta de trabajo de varones 
y mujeres (habilidades y  preferencias individuales) sería la única justificación tanto de las 
brechas salariales de género como de los distintos patrones de inserción laboral que presentan 
varones y mujeres.
Por un lado, la teoría del capital humano 
postula la existencia de una relación directa entre los ingresos del trabajo y las competencias 
laborales adquiridas a través de la educación 
formal, la capacitación, la experiencia, etc. Las 
decisiones de invertir en capital humano son 
racionales y surgen de la comparación de los 
costos que insume la formación con  los salarios 
que se percibirán a lo largo de la vida laboral. 
En el caso de las mujeres, la mayor carga de 
responsabilidades de crianza y cuidado familiar 
limitaría sus posibilidades de acumular capital 
humano, acotando la productividad de su trabajo remunerado, y por lo tanto, sus salarios. 
Por otro lado, la mayor carga de trabajo doméstico, también incrementaría los costos laborales 
de las mujeres, en términos de mayores niveles 
de ausentismo e impuntualidad, rotación entre 
empleos y mayores costos de infraestructura (por ejemplo, derivados de la necesidad de 
disponer de guarderías infantiles). En este sentido, los menores salarios pagados a las mujeres 
serían una manera de compensar sus mayores 
costos laborales.
No obstante, la evidencia empírica para 
América Latina no parece respaldar, de manera 
agregada, los supuestos de menor productividad ni los mayores costos laborales para las 
mujeres que establecen los enfoques neoclásicos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario