Pese a los avances en las nuevas
constituciones y en algunas reformas
legales, los enfoques de género
continúan estando ausentes
en la legislación laboral. Las mujeres
siguen en desventaja en todos los
indicadores laborales y se enfrentan
a discriminaciones abiertas o
encubiertas, como los llamados «techos
de cristal» en su ascenso a empleos
jerárquicos. Un caso paradigmático
es el del trabajo doméstico en viviendas
particulares, en el que a los déficits
legales se suma la dificultad para hacer
cumplir las normativas aprobadas.
¿Hasta dónde se ha avanzado?
¿Cuáles son las asignaturas pendientes?
El caso uruguayo aporta nuevas
luces sobre esta faceta del trabajo
femenino que concentra una
pluralidad de discriminaciones.
Los mercados laborales de América Latina presentan algunos rasgos de carácter estructural tales como la alta proporción de trabajadores afectados por
la informalidad, la precariedad y el subempleo. Estos rasgos guardan una estrecha relación con el fenómeno de la pobreza y la característica desigualdad
de la región en múltiples dimensiones. La participación en el empleo de hombres y mujeres se diferencia en variados aspectos.
Todo ello se relaciona con el trabajo para el mercado así como con otros trabajos que, si bien
quedan al margen de las fronteras de lo económico en su acepción convencional, contribuyen al bienestar de las personas y a la reproducción social, como
el trabajo realizado en los hogares. Tradicionalmente este último se atribuye
como responsabilidad a las mujeres; eso lleva a preguntarse en qué medida
la sociedad como un todo se hace cargo y asegura las condiciones de la reproducción social, al tiempo que se respeta el derecho de las personas a elegir
sobre el uso de su tiempo.
El objetivo de este artículo es considerar qué hay de nuevo en la política laboral de la región, qué ha cambiado con los llamados «gobiernos de izquierda»
y de qué forma se consideran las desigualdades entre mujeres y hombres con
relación al trabajo. En ese sentido, se procura responder si ha habido modificaciones importantes desde una perspectiva de género con relación al trabajo
y al empleo, y en consecuencia, si se han tomado medidas para conciliar ambos tipos de trabajo, tanto para los hombres como para las mujeres, de modo
de propiciar un mayor equilibrio entre las responsabilidades familiares y el
trabajo de mercado.
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